El orinal más grande del caribe
El orinal más grande del caribe, queda por ahí bajando el puente del centro, a la altura del parque ambiental que está muy cerca de los mangles, quien se ha acercado sabe del olor putrefacto a orín y excremento que inevitablemente se inhala y exhala en la zona, mientras se espera el autobús.
En efecto, son muchos los lugares que evidencian la dramática situación ambiental que existe en el corralito de piedra. La mugre por estos lados no come de nada ni de nadie, se extiende como una pandemia propiciada por el cartagenero de a pie, ese que se come el platanito en la buseta de ternera y tira la concha a la calle con el fin de adornar el paisaje, y luego, cuales marranos en pocilga, la gente parece vivir feliz en un lugar fétido y mal oliente, entonces ahora parece que el nombre de "copropolís" como diría el periodista y abogado David Lara Ramos, es una fiel y absoluta realidad.
Sin dudas, es una marranada lo que hacemos con nuestra ciudad, y no hablo única y exclusivamente de quienes hacen sus necesidades por ahí a diestra y siniestra, sino de quienes las permiten. Esos, son más marranos todavía.
Mientras hacía mi comentario ante una muchedumbre, a eso de las 6 de la tarde, alguien se orinaba detrás de un árbol. Este, quien derramaba sus orines sobre aquel pobre arbolito, era un muy bien vestido borracho social, ese episodio me aclaró que no son solo indigentes los se mean la ciudad, como bien cree la gente.
En consecuencia, ya la noche es un derroche de sexo, drogas y mierda. Un matiné de todos contra todos. Pero lo más raro de todo este caso y por lo que hago mi denuncia, es que cuando comenzamos a buscar culpables, nadie fue, nadie fue quien volvió este lugar un meadero. Solo es culpa de la incontinencia de quien sabe quien.