¿Qué pasó con el paro de la Universidad de Cartagena?
En dos semanas se cumplirá un año del cese de actividades que tuvo en vilo a la comunidad educativa.
El 11 de septiembre del año anterior, los estudiantes de la universidad pública más antigua de la costa Caribe, se tomaron el Claustro San Agustín ubicado en el centro histórico de la ciudad, para dar inicio al cese de actividades con mayor duración en la historia del alma mater.
El paráte que sacudió a la prestigiosa institución de educación superior del país, nació del ruego y las manifestaciones de estudiantes de la facultad de ciencias exactas, quienes para la fecha, no contaban con insumos necesarios para el libre ejercicio de sus actividades académicas. A este grito de incorfomidad, se le unieron las necesidades y los reclamos de otras facultades, las cuales una a una fueron sumandose hasta llegar a la conformación de una asamblea general, que derivó en un cese de actividades indefinido.
Tras un mes de tensiones, exabruptos burocráticos y negociaciones de pacificación al mejor estilo de La Habana, un grupo de delegados elegidos por la comunidad educativa y la administración, habrían de entregar como fruto de incesantes horas de diálogo, un pliego compuesto por 35 puntos que prometían no acabar siendo letra muerta en el escritorio de alguna vicerrectoría.
A un año del paro estudiantil, la mayoría de puntos escriturados en el acta de compromisos y el pliego de peticiones, no han llegado a buen puerto, señala Jennifer Mendoza Peña estudiante del programa Comunicación Social, quien en el marco del cese de actividades fue delegada de la facultad de Ciencias Sociales y Educación.
"Ya ha pasado un año, se han cumplido algunas cosas, pero no hemos visto materializados la mayoría de los puntos firmados en ese momento, aunque he notado que la disposición de los maestros ha cambiado mucho, ya hay maestros que guian y hasta camaras del programa prestan", afirma la lider estudiantil.
Según ha comfirmado Ivan Antonio Galeano Cruz, representante estudiantil ante el consejo superior, algunas exigencias se han cumplido, pese a esto hay que señalar que la situación financiera de la universidad es compleja, la gobernación de Bolivar debe transferir mensualmente a la universidad recursos por concepto de ley 30, a la fecha la gobernación no ha transferido los recursos. Para el mes de agosto la deuda de la gobernacion era de 14 mil 346 millones 885 mil 727 pesos. Esto se suma a la deuda historica que la gobernación tiene con la universidad.
El representante estudiantil, quien declara haber estado muy activo en el cese de actividades, asegura que su labor consistió en escuchar las peticiones de los udeceistas para llevarlas posteriormente al consejo superior. Sin embargo, ha dicho que en algun momento estuvo en desacuerdo con que la medida de presión institucional halla sido el cese de actividades, pues ya habian unos acuerdos firmados, lo que daba pie a otro tipo de manifestaciones distintas al paro, pues en definitiva este teminaba por dividir a la población universitaria.
"Desde el organo en el que estabamos siempre acompañamos todas las mesas de negociación y participamos en los espacios que fueron necesarios", aunque afirma que en algunos esecenarios como en la reunión de delegados, le fue negada su participación.
Además agrega que las personas que estuvieron al frente del cese de actividades académicas, no han hecho un ejercicio juicioso de socialización de los acuerdos que se firmaron, era necesario hacer pedagogía en cada una de las facultades, pero ese tiempo ya pasó, ahora ya es muy tarde.
Por otra parte, Jennifer Mendoza cree que la universidad de Cartagena no es más que el reflejo del contexto estatal, en donde hay que hacer un paro para que te escuchen, y otro para que te cumplan.
"Apesar de todo, el paro fue un logro, porque además de que permitió reavivar el movimiento estudiantil, nos demostró que unidos podemos hacer grandes cosas".
Basicamente, el predicamento que fluye desde la organización estudiantil, es que esta universidad es como la vida, nada es regalado, todo se lucha, hay que rebuscarlo. No obstante, al preguntarle a la delegada en las mesas de trabajo de la Facultad de Ciencias y Educación, sobre la posiblidad de un nuevo cese de actividades para reclamar el cumplimiento de las peticiones pactadas hace un año, esta ha negado tal contingencia, argumentando la fragmentación y el debilitamiento de las masas.
Los argumentos de la administración actual pasan por las vertientes de lo presupueltal y el desconocimiento de las necesidades existentes. Sin embargo, cada tanto siguen abriendose nuevas vicerrectorías, ya son 7 las que funcionan en el estamento administrativo de la universidad de Cartagena, superando a las 3 que funcionan en la Universidad Nacional, universidad que la supera en número y presupuesto.
Tal parece que esta administración ha heredado no solo deficits presupuestales escandalosos y fraudes fiscales de los que se acusó al antecesor de el actual rector Edgar Parra Chacón, sino que además parece que ha cultivado el mismo modus operandi, pues en la universidad de Cartagena nunca hay presupuesto, nunca hay plata, nunca hay nada.