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La patada que los colombianos le han dado a la paz

La lluvia había cesado para cuando sonaron la voces de la radio informando que había ganado el NO.


Los restos del huracán Mattew, parecieron evaporarse en un santiamén. La tarde se tornó gris, de un gris más opaco y obscuro que el habitual. Y no era para menos, segundos anteriores el pueblo colombiano había visto como se le desparramaba la quimera de la paz de entre las manos.


La noticia cayó como un baldado de agua helada. 6.431.349 colombianos habían elegido el destino de la paz. De inmediato recordé a mi abuelo, quien hoy no está y fue victima de esta absurda guerra. El silencio invadió todo. Las imágenes del horror, aparecieron en los recuerdos más profundos y el estallido de una guerra civil recrudecida, retornó como una posibilidad ante quienes ya soñábamos con un país alejado de la muerte y el dolor.


Lo de ayer, es en palabras del Profesor y Economista Germán Ruíz, una patada a la oportunidad histórica de la paz. Quienes votaron por el NO, creyendo que volveríamos la mirada al socialismo venezolano, sin dudas, no hay leído una pizca de los acuerdos.


Las razones por la que usted ha podido votar en contra de los acuerdos de paz, pueden ser entendidas si acaso usted fue desplazado, victima directa o indirecta de la guerra, o fue afectado por la maldita sed bélica colombiana. Es entendible, si usted después de haber leído a cabalidad los acuerdos, ha encontrado asomo de engaño o estratagema. También, es valido que usted haya elegido esta opción para purgar el pasado doloroso que le ha quedado impreso en las retinas, tal vez usted aun no está listo para perdonar, y eso, es cien veces valido.


Pero, fundar su decisión en mitos absurdos como que Timochenko va a ser presidente, o que ahora vamos a ser dominados políticamente por las FARC, o peor aún, que los espíritus del castrochavismo se apoderarán de la nación, más que absurdo, es lamentable.


Si hubiésemos correspondido a las responsabilidades de esta cita histórica aplicando el sano ejercicio de la lectura de los acuerdos, de seguro hoy estaríamos cantado victoria.


Empero, ¿Los acuerdos eran perfectos?, sin duda alguna la respuesta es no, pero como bien había dicho en su momento el ex presidente Alvaro Uribe Velez: "Encontrar un buen balance entre paz y justicia es muy difícil..." (Ver aquí)


Hoy, ya con los ánimos calmados por lo que significó la derrota de la esperanza, es menester nuestro, asumir las responsabilidades que deparará el futuro. A Uribe y a su séquito le ha llegado su cuarto de hora, se les cumplió el milagrito, la paz ha quedado mutilada y ya no tiene quien la sostenga.


El presidente Juan Manuel Santos por su parte, ha quedado sin piso, aunque constitucionalmente sigue siendo el presidente de Colombia, contadas horas después de la de debacle sufrida en las urnas plebiscitarias, ya parece haber quedado sin fuerzas, como un jugador de poker que puesta todo lo que tiene, y pierde en la ultima jugada.


La guerra, que cuesta diariamente al país 22 mil millones de pesos, la misma que ha afectado a mas de 8 millones de colombianos y se ha cobrado por lo menos la vida de 220 mil personas, hoy vuelve a tocarnos la puerta, hoy vuelve a sembrase en los corazones de un pueblo que ayer demostró su verdadera cara. Una cara dividida y polarizada, una cara que solo es usada para publicidad de los poderosos.


Ahora bien, lo cierto de todo este conflicto ideológico en el que nos hemos enzarsado en las ultimas semanas, es que al final de cuentas, todos, absolutamente todos los colombianos, queremos un país diferente. Por tal motivo, haya usted Votado SI o haya usted votado NO, debe ser consiente que ha llegado la hora de desarmarnos el corazón y apostar por un futuro mejor. Ese futuro tiene nombre, ese futuro, es la PAZ.


Cortesía: Daniel Lopez






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