UDC a flor de piel
La universidad de Cartagena abre un pórtico de utopías, huele a desenfreno, a aprendizaje, a aceptación, a esperanzas, a sentido de lucha y libertad. Así mismo se encuentra inmersa en una diversidad cultural magnifica, que nos hace respetar y creer que las diferencias -en cualquier ámbito- no retienen el crecimiento colectivo, sino que son puentes que impulsan a la realización de grandes manifestaciones históricas que construyen una mejor sociedad.
Aquí la visión de mundo es difusa, puedes ingresar a ella, y al salir, ni siquiera llegar a reconocerte a ti mismo, puedes querer estar un día dentro y otro, muy pero muy lejos de ella, puedes llegar a sentir que estas en el mejor lugar del mundo, o bien, llegar a pensar que le hace falta mucho para serlo, puedes quejarte una y otra vez de lo que le falta, pero aún más, puedes reconocer lo que ella tiene.
Lo cierto es que todo eso hace parte de un proceso maravilloso y sorprendente, proceso que no solo edifica un perfil profesional sino que también da pie para desear a diario, crecer más en lo humano. Aquí existe una fuerza poderosa que unifica cada diferencia, gusto y preferencia; a dicha fuerza le llamo amor por la Universidad.
Nuestras pasadas generaciones crearon historias que recorren los pasillos y que aún se escuchan a través de sus paredes, los pasillos de hoy representan cada sueño por cumplir, y las paredes, cada estudiante que hace de ella, un hogar.
Implica una gran fuerza de voluntad reconocer lo que significa pertenecer a la unica universidad pública de la ciudad, y lo más probable es que tú, al igual que yo, has recibido elogios y críticas sobre esta, y que aunque no son para ti, los has sentido propios. Los has sentido propios porque sientes a la U como algo tuyo, la sientes en carne viva, a flor de piel.
No obstante, esto no es tarea fácil, de hecho hasta la fecha, ha sido uno de los procesos más difíciles por los cuales ha atravesado la universidad, crear una marca, un sello de identidad que involucre a todo el estudiantado.
A diario nos encontramos con escenarios que aumentan nuestra dosis de esperanza y nos incluyen en el tejido social, aquí somos el reflejo de la Cartagena, de su gente, de lo que el color de piel, la diversidad sexual, las clases sociales, las preferencias políticas y los ideales simbolizan.
La realidad es que a todos nos hace inflar el corazón estar atravesando una etapa tan importante, en una universidad como esta, pues al final, si estás aquí, es porque lo has querido y porque lo has luchado. Este es el sueño de los libertadores Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, crear una educación superior que no limita a la población universitaria, sino que rompe con la cadena que históricamente ha sido amarrada a nuestra ciudad: La esclavitud, no solo la del negro esclavo, si no la del pensamiento que nos ha suprimiendo hasta nuestros días.
Imagino una reunión familiar donde tus padres sonríen, una conversación con tus viejos amigos del colegio, a tus vecinos preguntando qué tal te va, y te imagino a ti escuchando en la radio, en la tv, en el primer día de clase, por la calle, en el bus, en un supermercado, en cada rincón donde estés, que la universidad a la que perteneces, es la Universidad de Cartagena, por la que estás dispuesto a batallar y perder los estribos. Pero no sabrás cuanto, hasta que no te apropies de ella.
Yo siempre te imagino así, sintiendo el orgullo de ser llamado Udeceista.