Soñando un montón
¿Te has preguntado a que lugar van los sueños cuando no se cumplen? O mejor aún, ¿Siguen siendo sueños después de no haberse cumplido?
Estoy por creer que los guardamos en lo más profundo de nuestros pensamientos y los tenemos ahí, listos para cuando quieran salir de nuevo a enfrentarse a todo aquello que no permite que se conquisten, ah, pero eso sí, tal conquista solo sucede cuando nos llenamos de valentía -y si que cuesta un montón de tormentas obtenerla-.
Al crecer, casi que de forma proporcional, aumentan los sueños, esto proviene de lo profundo del ser, y casi siempre lo utilizamos como nuestro mecanismo de defensa. Nos llenamos de ellos y parece que el mundo entero se queda pequeño, así que nos decimos: "Eh, que esperas, anda por ellos, es tu hora", entonces nos levantamos y decidimos que ha llegado el momento de alcanzarlos.
Sin embargo, ya verás que pronto vienen los no puedes, los no tienes esto, los te falta aquello, los no es posible, los ahora no es necesario, los mejor espera...Y las personas hablan, y los demás cuentan...
Entonces vamos en la espera de ver qué pasa, dudamos, queremos correr, pero no, volvemos a respirar y decidimos quedarnos.
Y resulta que allá en dónde se esconden esas utopías muertas, florecen las esperanzas. Las que esperas que salgan para que te ayuden a creer que sí, que en medio de tantas guerras perdidas, hay batallas que se ganan.
Sólo quién ha sentido un sueño fuerte, que parece inalcanzable, reconoce lo que significa la lucha férrea y titánica que libramos por alcanzarlo.
Como siempre, muchos esperan, se detienen y piensan si volver, si tirar la toalla, si claudicar. Otros como yo, los vamos creando, poquito a poco, con calma, dejando que el viento se vuelva a mi favor y me ayude a llegar al puerto.
Al final del día, cuando cierro los ojos y realizo el breve inventario de mi nueva vida, la que viví en el transcurso de estas horas que me han prestado hoy, me doy cuenta que aprecio cada sueño que traemos porque de cierta forma nos hace iguales, no crea barreras ni limites, por el contrario, nos invita a que seamos uno solo, compactos, unidos. Por eso, se me hace imposible no apoyar, aplaudir, ayudar, llenarme de orgullo y amor, cuando conozco gente que hace las cosas con tanta pasión y ganas -Y que sueña, sueña un montón-, porque el poder que trae esta gente dentro de sí mismos es incalculable, es un poder que se logra desde y por el corazón.
Vamos a creer en los sueños, en que la posibilidad de alcanzarlos va de la mano de un montón de NO que nos ayudaran a seguir diciéndonos que SÍ. Porque aunque la espera, desespera...Justo cuando ni se cree, ni se piensa, todo ocurre y aparece.
Y respecto a mi pregunta, la respuesta es sí, siguen siendo sueños, cúmplanse o no, después de creer en lo valiosos que son no pueden simplemente desvanecerse. Por eso salen siempre que llega el día y la hora indicados, corren muy fuerte, y conquistan, y siguen soñando, soñando un montón.