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¿Tecnología incluyente?

Durante el marco del Congreso Internacional TIC, Andicom 2017, Telefónica Movistar por medio de su director de asuntos públicos y relaciones de Telefónica global, Carlos López Blanco, el viceministro general TIC, Juan Sebastián Rozo y Fabián Hernández, director de asuntos públicos y regulación de Telefónica Movistar Colombia, anunciaron la implementación de centros de experiencia que brinden accesibilidad a personas con discapacidad en el país.

La empresa española ha abierto hasta el momento en ciudades como Bogotá, Cali, Medellín, Bucaramanga, Cúcuta, Pereira, Pasto, Cartagena y Barranquilla para un total de diez centros de experiencia que les brinden la atención necesaria a personas con discapacidades auditivas y visuales.

Para esto se tomaron cinco de los más significativos y se hizo un diagnóstico de cómo estaban en términos de atención a personas en situación de discapacidad, una vez se tuvieron los resultados se desarrollaron y diseñaron unos protocolos de atención. Como resultado se implementaron algunas herramientas para mejorar la interactividad de estos clientes con la empresa.

Una de las herramientas desarrollada en conjunto con el MinTIC es el centro de relevo, que gracias a una aplicación pone a disposición del usuario a un intérprete que servirá de intermediario entre el cliente en condición de discapacidad y el analista del centro de experiencia o el vendedor.

A partir de esto nace la propuesta que busca ser incluyente con las personas con discapacidades auditivas y visuales. “Telefónica es una empresa de estructuras y comunicaciones que cada vez está más comprometida con lo que significa la vida digital y las posibilidades que la vida digital supone para los ciudadanos”, manifestó Fabián Hernández.

Por un lado tenemos que la discapacidad auditiva hace referencia a la pérdida parcial o completa de la habilidad para oír claramente, mientra que la visual (popularmente denominada “ceguera”) se refiere a la pérdida total de la visión o una ligera percepción de luz u oscuridad, pero no de la forma de los objetos. Según cifras proporcionadas por el Departamento Nacional de Estadísticas (DANE), en Colombia hay aproximadamente más de tres millones de personas con alguna clase de discapacidad.

El lenguaje de señas es la lengua de las personas sordas. Sin embargo, no es una lengua universal. Los actos discriminatorios nacen en torno a las limitaciones para comunicarse, desplazarse e interactuar con el resto de la población que tiene una persona sorda o ciega, lo cual propicia problemas de inserción y permanencia escolar, laboral y social.

“Hay una formula muy acuñada que dice: que una de las cosas que es responsabilidad de los operadores de telecomunicaciones y de los gobiernos es conectar a los desconectados. A nosotros no nos gusta, nos sabe a poco, creemos que no vale solo con conectar a los desconectados, preferimos otra fórmula que es no dejar a nadie atrás. A esto lo llamamos negocio responsable, no solo dar conexión, sino dar todas las oportunidades que el mundo digital supone”, en el mundo de las comunicaciones esto se concibe como un cambio absolutamente sorprendente. Hablamos de un fenómeno que tiene un gran impacto desde el punto de vista social.

Es impresionante la forma en como la tecnología se convierte en un mecanismo de integración y de igualación social, vencer todos los obstáculos que significa vivir en silencio es el reto que cada día asumen las personas cuya condición es invisible para nosotros y en ocasiones discriminada.

El 15% de la población mundial tiene algún tipo de discapacidad. Solo en Latinoamérica un 12% de sus habitantes presentan limitaciones físicas. Enfaticemos que el uso adecuado de la tecnología permitirá a estas personas integrarse de una manera mucho más clara; no necesariamente debemos hablar de exoesqueletos o de inventos revolucionarios de una gran sofisticación que pasen a cumplir la función que le corresponde a la parte afectada de su cuerpo, NO, el cambio inicia desde la tecnología de uso común como lo son los teléfonos celulares y redes que están al servicio de todos.

Ahora bien, no debemos ignorar el hecho de que vivimos en un país que gatea en términos de inclusión. Debemos implementar políticas públicas que promuevan la adecuación e incorporación de herramientas que hagan menos forzosa la calidad de vida de este sector de la población. Necesitamos inversiones en infraestructura, tecnología, movilidad, que se apliquen lo más pronto en ciudades que no fueron pensadas para quienes se encuentran en estas condiciones.

La frase “Desing for all” en el campo de la tecnología plantea la idea de elaborar productos que puedan ser utilizados por todos; esa filosofía es fundamental para convertir en clientes a las personas que presentan algún tipo de discapacidad. Esta se convierte en una forma de materializar el derecho a la igualdad.

Hay que dejar algo claro, si Colombia no avanza en conectividad se convierte en una tierra infértil para este tipo de proyectos, este es solo un bloque en la construcción de ciudades adecuadas para personas con discapacidades.


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