Venta de ropa usada en Cartagena y su clandestinidad visible
El negocio de la venta de ropa usada en Cartagena, es una de las actividades clandestinas con mayor libertad comercial, por la poca regulación de los órganos de control distritales.
Negocio clandestino de venta de ropa usada en el mercado Bazurto /Foto por: Cindry Patiño
“El agáchate y cógelo”, así se le llamaba a los sitios de venta de ropa usada, por allá por los años en los que aún existía el puente de Bazurto. Al pie del mismo quedaban estos locales en los que podías conseguir ropa clandestina de Estados Unidos a precios muy bajos, el equivalente ahora a 5 mil y hasta 15 mil pesos.
Hoy por hoy estas pacas todavía existen en el mismo lugar en donde se encontraban desde hace mucho más de 10 años y aún mantienen la misma mecánica, excepto que ya no se trata de artículos estadounidenses dado el incremento de los costos por el alza del dólar, sino de ropa nacional principalmente de la ciudad de Medellín, en donde una micro empresa se encarga de recolectar las prendas y de armar las “pacas” que después son vendidas.
El atractivo de estos establecimientos es que se puede encontrar todo tipo de marcas conocidas internacionalmente y otras muy famosas en sus territorios de origen por ser marcas de excelente calidad textil. No hay tallas de una misma pieza de ropa, todas las prendas son únicas o difíciles de encontrar una repetición por la calle.
Claudia Venera tiene casi 20 años de administrar un local sin nombre ubicado en el Centro en el callejón de los juzgados entre la Av. Venezuela y el centro comercial Galería La Matuna. Allí creció su hija Laura, que estudió producción audiovisual en el SENA y ahora ayuda a su madre a vender. Laura asegura que aunque generalmente las personas suelen menospreciar este tipo de ropa porque dicen que es cochinada por ser usada, tienen muchos clientes jóvenes, principalmente de de la Escuela de Bellas Artes que van a comprar allá porque les gusta la ropa personalizada y rara, aunque cuando ella era pequeña tenían mayor clientela. “Ya casi no estamos vendiendo ropa americana como antes, porque ya están muy caras las “pacas” que vienen de estados unidos, por lo que el dólar ha subido de precio y eso. Sin embargo tenemos clientes desde hace años que siguen comprando aquí y a veces mandan a familiares recomendando el lugar, porque saben que la ropa es buena” dice Claudia.
¿Qué pasa con la higiene?
La Sra. Martha González, administradora de uno de estos locales de Bazurto, afirma que no hay ningún problema de higiene con esta ropa porque la microempresa que les provee la mercancía, se encarga de desinfectarla y limpiarla. “En los 15 años que llevo en este negocio, nunca he tenido problemas de la piel ni nada de eso, tanto es que tengo una clientela fija que siempre está viniendo y visten a sus hijos y todo”. Sin embargo al entrar al local lo primero que se siente es el coletazo de un aroma que es muy similar al que sale del canasto de la ropa sucia cuando se saca y se revuelve la ropa para meterla a lavar.
Por otra parte Ernesto Martínez de 65 años, lleva 28 años en el negocio con el que ha levantado a su familia. Él por su parte no solo se provee de las “pacas” que vienen de Medellín sino que además compra ropa a personas comunes que desean deshacerse de sus prendas que aún están en buen estado. Los precios para la compra son entre 300 y 500 pesos para prendas femeninas y hasta mil pesos para ropa masculina; el único filtro que tiene para su compra es que esté en buen estado sin ningún tipo de desperfecto; principalmente los pantalones: “si están roídos en la parte de abajo en la entrepierna, así no sirve porque la gente no compra eso. A veces cuando me llegan pantalones así se los doy a los locos y más alante los veo por ahí tirados, “estás loco” me dicen ellos mismos, porque cuando el pantalón está así es porque está muy usado, y así nadie lo quiere”, comenta el señor. Esta ropa no pasa por ningún otro proceso de limpieza o desinfección.
Sobre este tema, la directora del DADIS hace unos años en entrevista con el Universal, dijo que la ropa usada es responsabilidad del comprador, ya que ellos no pueden hacer nada sobre el tema porque no existe una regulación para ello.
Y es que para empezar la importación al país de productos usados, está muy bien regulada por ley y más la importación de confecciones de segunda mano que está prohibida precisamente por el peligro a posibles enfermedades que se pudieran transmitir por la utilización de esta clase de prendas.
La importación de ropa usada es ilegal
Matilde Meza, la jefa de la división de importaciones de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacional (DIAN), dijo en entrevista con este medio que aunque no esté registrado en en el sistema general cuáles son los contenedores que ingresan con la mercancía de tipo confecciones, la norma lo dice que “todo lo que sea usado debe tener un requisito previo, ese requisito previo es una licencia de importación emitida por el Ministerio de Comercio de Industria y Turismo para lo cual deben portar con el visto bueno del Invima”.
De manera pues que la única forma que ingrese esa cantidad de ropa, es a través de contrabando, lo cual no siempre es por puntos del país donde el control aduanero es débil, sino dentro de las mismas aduanas principales. Esto es posible pese a todas las legislaciones ya que, por lo menos para el caso de Cartagena, el personal para la realización de la gestión aduanera es demasiado insuficiente para la cantidad de mercancía que ingresa a la ciudad.
La aduana de Cartagena es la que mayor porcentaje de ingresos tiene en todo el territorio nacional cubriendo más del 60% de la mercancía que ingresa al país. Mensualmente recibe en promedio de 30 mil a 45 mil contenedores, lo que se traduce a un aproximado de dos millones de toneladas en mercancía que debiera ser regulada y revisada por apenas 14 inspectores encargados de importaciones, los cuales apenas alcanzan a revisar el 10% de cada contenedor. Esto sin contar las decenas de miles que ingresan por fuera de contenedores, ya sea por sus propios medios, suelta, al granel, etc. Lo que suma un aproximado de 3 millones de toneladas mensuales adicionales que revisar.
“Toda la mercancía que ingresa a Colombia ingresa a través de alguno de tres mecanismos de control: Inspección Física que es la realizada por los inspectores,, Declaración documental que es la que se revisa desde las oficinas y Automática que es presumiendo de la buena fe de los declarantes y es finalmente como ingresa la mayoría de la mercancía porque no nos damos abasto”. Meza manifiesta que muchas veces esa ropa ingresa porque las personas declaran artículos que no necesitan de la licencia previa de importación -como libros o cualquier otro material sometido a régimen de propiedad intelectual-, que es del tipo de mercancía que entra de manera automática y realmente lo que traen es ropa usada.También pasa que a veces se meten como menaje, que se refiere a artículos personales de gente que se muda para el país y la traen entre sus cosas. “Lo que generalmente se hace en esos casos es que una vez decomisadas las prendas y aprobadas por el Invima, la DIAN las dona a las alcaldías y a entidades como el SENA, pero descubrimos que muchos alcaldes entregaban la ropa a la venta porque así les quedaba más “fácil”, entre comillas porque uno nunca sabe si es verdad, invertir ese dinero de la venta en las carreteras y proyectos”, cuenta la jefa de importaciones.
Así pues las estrategias para controlar el contrabando pese a haber mejorado desde la implementación de la Ley Anticontrabando de 2016, siguen siendo insuficientes porque con el aumento de las medidas, así mismo se desarrollan las estrategias delictivas para la evasión de los impuestos. Por esta situación, el país pierde aproximadamente dos billones de pesos en impuestos aduaneros al año.
Regulación fallida por parte de la cámara de comercio
En la cámara de comercio existen unas base de datos donde se encuentra toda la información sobre los establecimientos de comercio que se están registrados ante la cámara de comercio, la misma contiene unas categorías que agrupan los registros mercantiles de las empresas teniendo en cuenta para esta agrupación, el tipo de actividad mercantil que desempeña, entonces para conocer cualquier información que se necesite sobre algún establecimiento comercial es necesario conocer el código de actividad mercantil que está contemplado en la Resolución 0139 de noviembre 21 de 2012 y con el cual es que se puede realizar la búsqueda en la base de datos.Sin embargo Elsy Pertuz, funcionaria de la Cámara de Comercio asegura que acceder a esa información específica de manera “individual” tiene un costo que oscila entre los 236 pesos y el precio total de la base estaría entre los 40.000 mil y 60.000 mil pesos.
Si la empresa que se está buscando no aparece en los resultados esto significa que no posee registro mercantil y por lo tanto no está constituida de manera legal. Al revisar un poco las categorías de actividades mercantiles que existen en el registro, la venta de ropa de segunda mano parecía encajar en tres de las opciones planteadas: 1. Cod. 4771 Comercio al por menor de prendas de vestir y sus accesorios (incluye artículos de piel) en establecimientos especializados, 2. Cod. 4782 Comercio al por menor de productos textiles, prendas de vestir y calzado, en puestos de venta móviles. y 3. Cod. 4775 Comercio al por menor de artículos de segunda mano, por la naturaleza de ser artículos de segunda mano.
Al abrir la tercera categoría se encontró un total de 93 empresas registradas, sin embargo éstas son en general de artículos de segunda mano y no exclusivamente de prendas de vestir.
Así pues, es difícil determinar si los locales visitados poseían o no este registro mercantil, aunque a primera vista, para el caso de los que están en la Av. Pedro de Heredia, esos que permanecen donde alguna vez estuvo el puente de Bazurto, no se encontró expuesto de forma visible el certificado de la cámara de comercio, como se supone que debe estar en los locales comerciales.
Gracias a los pocos controles eficientes que existen con respecto a este mercado, es difícil determinar si esta actividad representa o no una pérdida económica para la ciudad, además de los bajos ingresos que tienen estos negocios y que cada vez disminuyen más sus ventas según cuentan los comerciantes, cosa que por las mismas razones tampoco se puede saber a ciencia cierta.
Los controles aduaneros y comerciales sobre esta actividad económica, siguen siendo insuficientes en la práctica a pesar de toda la estricta legislación que existe en el papel.