Los demonios de Claver, una historia jamás contada
La cátedra histórica que se enseña en las escuelas, institutos, museos y hasta en los coches de a caballo tradicionales del centro histórico de Cartagena, siempre ha maximizado las virtudes de los personajes que componen la tradicional historia española, sobre todo durante el periodo colonial, a tal punto que los llevado a la idolatría de un pueblo que ignora las verdades del pasado, y no satisfecho con esto, los ha beatificado para dejarlos por toda la eternidad, plasmados en el amplio lienzo de mártires españoles que bastante abundan en esta ciudad.
No obstante, lo más lamentable de todo, es que las voces y retratos de quienes son más importantes para nuestra historia – los indígenas, los negros traídos de África y por su puesto Pedro Romero-, apenas si pueden encontrarse registradas de la manera más escueta.
Sin embargo, aunque existen escasas obras de literatura histórica sobre lo acontecido durante la etapa inquisidora y conquistadora, hoy por contamos con un gran avance. En los Demonios de Claver, una novela histórica escrita por Carlos Colon Calado, se manifiesta una ruptura total con la hegemonía literaria que proponía en un juego de roles, al español como superior y al esclavo como un sujeto enajenado y sin alma.
En la novela de Colon Calado, se subvierte toda la fantasía de la historia cartagenera, para dar paso a una realidad macabra, en la que, tras los azotes y los grilletes, posteriormente se consolidarían los primeros pasos para la independencia de la América, con la creación de Palenque.
Leer los Demonios de Claver, es abrir los ojos a la verdad que tanto nos habían negado, es escuchar en primera persona las voces del esclavo humillado, de la negra violada sistemáticamente por su amo o la de Benkos Biohó exigiendo a sus dioses piedad, y con esto, el regreso a su África adorada.
Así mismo en la fascinante obra histórica, se muestran a los personajes españoles tal y como eran, fuera de toda divinidad popular a la que se les ha sometido. Allí el sacerdote Jesuita Pedro Claver Corveró, quien es junto con las voces de los negros el personaje principal de la trama, se muestra humano en toda su expresión, sus virtudes y sus debilidades se plantean a través del texto en algunos escenarios, como en el que este, ofuscado por los rituales de los negros, arremetía contra estos y sus tambores, o en otros, en los que su virilidad parecía surgir en aquellas épocas donde veía copular sin pudor a los esclavos, en una orgia deliciosa que celebraba la vida, allí el sacerdote al parecer sentía palidecer su espíritu, pero luego, tras un par de sacudidas de cabeza, volvía en sí, acabando con el ritual y expiando el rancho del pecado, extinguiéndolo para siempre en una especie de ofrenda al cielo, ayudada por unas ardientes llamaradas de fuego.
Estas y muchas otras situaciones planteadas a lo largo del libro, hacen que sea imprescindible su lectura, de modo que se pueda reformular de una vez por todas la historia de esta ciudad. La notoria ruptura con la línea española, la prosa estimulante que invoca a los espíritus del pasado y sus notables argumentos extraídos de una asidua investigación, convierten a los Demonios de Claver en un aporte sin precedentes para la historia de Cartagena, que fácilmente podría enseñarse en las aulas del saber de la ciudad.
La obra reveladora de Colon Calado, transmuta el dolor, provoca desde su tratamiento toda una escenografía que rememora el sufrimiento de nuestros ancestros, evoca los traumatismos de la raza original, porque ya saben, todos descendemos de África, o al menos eso cuenta la historia de nuestro mundo. Y, así pues, deja ver los episodios de una historia infame, tan infame y oprobiosa que dan ganas de llorar. Como en aquel apartado del libro, en el que el autor nos plantea desde la tesis del sufrimiento, una posible escena que nos rememora diciendo: “Y en ese llamado está el dolor, dolor que emerge en el mismo instante en que salieron despavoridos de sus chozas para escapar al fuego conque hombres blancos, y sus propios hermanos de piel, quemaron sus vidas en una madrugada de espanto. El olor a carne carbonizada de los que no alcanzaron a escapar los perseguirá por siempre”.
No obstante, a todas estas, en nuestros tiempos persiste una paradoja graciosísima que carece de todo sentido. Puesto que, ya habiendo pasado por todas las vicisitudes de la colonia y sus secuelas futuras, hoy persisten casos donde prevalece la exclusión, el racismo y la segregación. En la Cartagena de hoy, al negro se le sigue concibiendo como un sujeto inferior, el virreinato español, todavía sigue, aunque no lo parezca, enquistado en la cabeza de más de uno, la exclusión en todo sentido, es la santa patrona de la ciudad. Hasta el mismísimo Carlos Colon Calado, la ha sufrido, a este se le ha acusado de carecer de idoneidad para escribir obras que exalten a la historia negra, por el simple hecho de ser blanco.
En este punto, creo que podemos entender la importancia que tiene esta obra, que no es más que transportarnos al pasado para conocernos y reconocernos, para destruir los paradigmas hegemónicos y transformar de una vez y por todas, el futuro incierto de una ciudad, que ahora, más que nunca, necesita de todos para combatir los demonios, que sean de Claver o no, nos están matando.
Portada del libro Los demonios de Calver. Por Carlos Colon Calado