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Burócratas

En la universidad de Cartagena, al igual que en la política nacional, las elecciones se ganan a punta de treta y artimaña.

https://www.unicartagena.edu.co/inicio/transparencia-y-acceso-a-la-informacion/formulacion-participativa/consultas-y-elecciones/consultas-elecciones-2018/presentacion

La elaboración de estratagemas en los que intervienen diversas modalidades de proselitismo, se han vuelto una práctica tan común, que parecen un elemento original de la democracia en todas sus manifestaciones.

Este 2018, se elegirá Rector, Decanos, Directores de programa y Representantes de los Docentes ante el Consejo Superior. La Universidad de Cartagena tendrá que decidir entre darle cabida al continuismo institucional que la ha saqueado a lo largo de 20 años, o apostarle a una renovación política interinstitucional que, al menos en principio, pueda servir como una rampa que conduzca a la salida del abismo escabroso al que han arrastrado al máximo órgano de la academia en Cartagena.

Quiénes corren en la carrera por la rectoría de la universidad son: Rafael Galeano Andrade, conocido por ser Ex-decano de la facultad de Ciencias exactas, Edilberto Almanza quien aspira por segunda vez consecutiva al cargo, Octavio Arzuza Navarro, director del programa de Biología, Federico Gallego Vásquez, actual vicerrector académico y quién también aspiró junto con Edilberto Almanza y Edgar Parra a la rectoría de la universidad para el periodo 2014-2018.

Por otra parte, concluyen la lista Gerardo Rodríguez Estupiñán y Edgar Parra Chacón. El primero es profesor del programa de economía y hoy por hoy cuenta con una comunidad activa de estudiantes quienes han denominado a su campaña por la rectoría como “Universidad Despierta”. El último, es el más controvertido de todos los candidatos y se desempeña a la fecha como rector de la universidad pública más importante del Caribe colombiano.

Este año, lo más sonado en los pasillos de la UDC, es la puesta en marcha de la reelección del actual rector, quien en su periodo estuvo entre dicho por aparentes irregularidades administrativas. Desde la legalidad de su posesión, pasando por el incremento de las vicerrectorías (que se presumen han sido usadas como mecanismo de recompensa política), y el nombramiento a dedo de algunos de sus funcionarios, son algunas de las sonadas muestras de la rampante corrupción que pretende mantenerse vigente, pues apoyos internos y externos no le faltan a Parra Chacón, por lo que todo apunta a que su regreso al máximo cargo de la universidad es casi un hecho.

Con una representación estudiantil casi que escogida a dedo por el establecimiento institucional, y por consiguiente a merced de la misma, el terreno se va allanando cada vez más para que los burócratas de siempre tomen las riendas de una universidad que se cae a pedazos. Lo curioso es que estos mismos fueron quienes condujeron al deplorable estado de una universidad que tiene todo para ser, por qué no, la mejor del país.

Todo esto, sumado a la paquidérmica actitud de la gran mayoría de docentes, junto con un cuerpo estudiantil que carece de información, cuyas fuerzas opositoras apenas alcanzan a ser escaramuzas raquíticas, sirven de cómplices para que toda esta maraña burocrática sea una pista libre de escollos, apta para maniobrar a las anchas de un sistema que está podrido desde las entrañas.

Porque entre otras cosas, el sistema electoral de las universidades públicas en Colombia, patrocina la reelección de la actual administración, toda vez que los aspirantes escogidos por los estudiantes en las votaciones, de superar el umbral que corresponde al 30%, serán presentados ante el Consejo Superior, dónde se elegirá en definitiva, al nuevo rector de la universidad, que por lo visto esta vez, no será nada nuevo.

Este sistema retrograda, se encuentra consignado en la ley 30 de 1992, y puede ser claramente precisado en el acuerdo 04 de 1996 de la Universidad de Cartagena. Esta talanquera jurídica, además de ser antidemocrática mírese desde donde se mire, seguramente coadyuvará a que continúen las falencias en la malla curricular, facilitará el detrimento fiscal y proseguirá con la burla sistemática de la administración hacia los estudiantes con el incumplimiento de las típicas promesas que suelen hacerse en el furor de la campaña política.

Las elecciones serán este 26 y 28 de abril respectivamente. A la fecha nada está claro. Las propuestas recaen en lugares comunes, se afianza la popularidad del estamento y sin género de dudas, se extiende la ola de clientelismo, al tiempo que se cercenan, a través del sabotaje y las amenazas, a otras candidaturas.

En este sentido, todo apunta hacia dos aristas diametralmente opuestas: Se apresta la continuidad de una administración ruin y corrupta, o se apuesta a la lucha frontal a través del voto masivo y consciente de una comunidad udeceista que, hasta la fecha, tal y como en la política nacional, tiene los dirigentes que merece.

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