El transporte ilegal le da un "empujoncito" a Transcaribe
Si pasa un carromula, la avenida Pedro Romero en Cartagena se llena de pasajeros.
El descontento por el mal servicio de Transcaribe en esta vía ha llevado a que más de uno de los 50 mil usuarios que moviliza la empresa de transportes diariamente, tomen otras alternativas.
Los recoge locos o taxi-colectivo hacen su agosto por estos días, después de que el distrito ordenó recoger los buses y busetas de la ruta Olaya-Centro.
Esta ruta transporta a los sectores con más demanda de pasajeros, pues la mayoría son comerciantes minoristas en los barrios, por lo que tienen que viajar con bultos de mercancía, acción que está prohibida tajantemente en Transcaribe.
No obstante, en medio de todo este caos, esos carritos, a los que algunos piden chatarrizar de una vez por todas, aparecen cual oasis en el desierto, respondiendo a la necesidad de la gente que requiere desplazarse sin demoras, ni inconvenientes.
A todas estas, el colectivo es un sistema que surge como una reacción ante las experiencias vitales de la gente, quienes han encontrado una opción eficaz frente aquello que no ha llenado sus expectativas. Vaya usted en hora pico a Olaya, Fredonia o La maría, e intente tomar un taxi, un bus o un Transcaribe, asuma el reto sin salir ileso o con una crisis nerviosa.
Mientras el sur de Cartagena se adapta a este sistema y se trabaja en pro de las garantías para la prestación de un buen servicio, estos carritos destartalados estarán ahí para la gente. Quizá sin aire acondicionado, con la carrocería chueca, y hasta una que otra violación de las normas de tránsito, pero eso sí, siempre oportuno, sin demora y con el airecito natural que a veces tanta falta hace.
Pues bien, este transporte al que muchos llaman pirata, está siendo hoy por hoy el protagonista de la película: “Transcaribe, ni rapido ni furioso”.