Yo no celebro el 1 de Junio
Hoy, el día amaneció con un sol más intenso que el de costumbre, el carretillero que acostumbra a pasar todos los días a las 6.15 am aproximadamente, traía consigo una camiseta del Real Cartagena, señalo esto, porque en todo este tiempo que llevo viéndolo religiosamente vender verduras y bastimento, nunca antes se la había visto. Ya en las busetas sonaban las radios que invitaban a la gente para que participara masivamente, en lo que desde hacía algunas semanas se venía promoviendo desde el palacio de la aduana, sí, eso mismo, el cumpleaños de Cartagena la fantastica.
Si pones cuidadosa atención, podrás notar que en las calles, lo que se percibe es una ambivalencia de sensaciones. Por una parte hay quienes se ufanan por el cumpleaños de la heroica, y salen, del mismo modo que mi amigo carretillero, portando los colores de la tierra saqueada por Don Pedro de Heredia, a ese mismo le hacemos tributo hoy, a ese mismo le regalamos nombres de calles, teatros y hasta de estadios, como si lo mereciera. Por otra parte, hay a quienes les vale un cuerno este día, sí, les vale un cuerno porque de seguro no saben ¿Cómo, dónde, cuándo o qué? pasó un día como hoy hace 483 años, o como es mi caso, no se sienten identificados.
Sencillamente no celebro el 1ero de junio porque me recuerda la esclavitud, al maldito yugo español que aniquiló a nuestros ancestros Calamaries. Me recuerda que para los civilizados conquistadores el oro vale más que el hombre, me recuerda a la África esclava, a la inquisición y sus sucias prácticas, a la colonia, a la patria boba. Pero bueno, ya se que todo esto suena a resentido social, a novato revolucionario pretencioso, y hasta puede que llegue a sonar a activista sin sentido, pero no me importa.
Ah, una última cosa. No se preocupen, ya podremos celebrar como bien se merece esta ciudad el 11 de noviembre, en esa oportunidad tal vez le daremos el lugar que le ha usurpado un ladrón, al hijo adoptivo más ecuánime que ha tenido la región caribe, Pedro Romero ese día bailara la mejor champeta, la de la revolución. Cuando llegue ese día, si hay que sacar la bandera a la calle, y sacar a relucir el orgullo que se siente ser hijo de la extraña y maravillosa Cartagena.
